Te guardas el orgullo donde nadie
pueda dudar de que lo tenés.
Y así vas, sin perder el objetivo,
pidiendo dos cuando querés tres.
No sé hablar, sin decir malas palabras:
amantes, mentira, infidelidad.
Nunca más, te vendo gato por liebre,
por no ser cruel, pierdo honestidad.
No es el fin, el problema son los medios,
no es algo que pueda respetar.
No está mal, que termine en las historias,
mientras haya historias que contar